Determina dónde estás ahora y decide cómo avanzar.
Los ingresos por sí solos no aportan independencia si vives por encima de tus medios: gastas más de lo que recibes y acumulas deudas. Lo más importante es cómo gestionas tus finanzas: qué objetivos te marcas, cómo ahorras y gastas el dinero.
Si ahora tienes unos ingresos medios, eso no significa que nunca vayas a ser autónomo. Eso sí, no valores la libertad financiera como un “todo o nada”. Ve hacia el objetivo de forma gradual, pasando de una etapa a otra. Recuerda que cada paso, incluso el más pequeño, te acerca a la paz y a nuevas posibilidades.
Adicción
En esta etapa, eres completamente dependiente de los demás. Todos empezamos así porque no podemos mantenernos de niños. Algunos se quedan estudiando todo el tiempo, y otros incluso más.
Sin embargo, estás en una posición de dependencia no sólo cuando te mantienen tus padres o tu pareja, sino también cuando gastas más de lo que ganas. Por ejemplo, utilizas créditos rápidos o pides prestado a tus amigos para llegar a fin de mes.
De cualquier manera, dependes de algo o de otra cosa para cubrir tus gastos.
Si en esta fase te ves atrapado por las deudas, intenta negociar con tus prestamistas una rebaja del tipo de interés u otro cambio en las condiciones para hacerte la vida más fácil.
Solvencia
Este es el primer paso en la fase de supervivencia. Lo consigues si eres capaz de pagar todas las facturas y no dependes de la ayuda de nadie. Puedes tener deudas (por ejemplo, en una tarjeta de préstamo), pero haces los pagos mensuales y no añades nuevas deudas. Algunos llegan a esta etapa mientras siguen estudiando, y otros nunca.
Para seguir adelante, primero intenta pagar los préstamos con intereses más elevados. Considera cómo puedes aumentar tus ingresos o reducir tus gastos para pagar esas deudas más rápidamente.
Estabilidad
En esta etapa, usted cumple regularmente con sus obligaciones financieras, ya ha pagado parte de sus deudas y ha aprendido a recortar gastos. Ahora es importante crear una almohada financiera. Te protegerá de nuevos préstamos en caso de gastos imprevistos. Empieza a ahorrar al menos el 5% de tus ingresos cada mes, y aumenta la cantidad hasta el 10% con el tiempo.
Haz que este proceso sea automático para no caer en la tentación de gastar el dinero en alguien más. En la fase de estabilidad, puedes seguir teniendo una deuda importante, como una hipoteca, pero te has librado de los préstamos al consumo y no tienes que pedir nuevos créditos.
Independencia
Ahora controlas tus gastos y no vives de sueldo en sueldo. También has reservado una cierta cantidad en el fondo de reserva. Así no dependes tanto de tu trabajo. Si pierdes el trabajo o quieres dejarlo por tu cuenta, puedes vivir tranquilo durante un tiempo.
Después de esta etapa, pasarás de la supervivencia a la prosperidad. El dinero no se convertirá en una red de seguridad, sino en una herramienta con la que podrás crear la vida que quieres para ti y tu familia. El siguiente paso es invertir el dinero que ahorras.
Confianza
Estás en una fase en la que los ingresos de la inversión cubren las necesidades básicas (alquiler, servicios, comida, gastos de viaje). Sin embargo, todavía no puedes permitirte no trabajar y vivir de los ingresos pasivos.
Eso bastará para cubrir las necesidades básicas, pero no para llevar una vida cómoda.
Para seguir adelante, sigue aumentando tus ingresos e invirtiendo dinero.
Independencia
Poco a poco, el rendimiento de la inversión aumenta hasta un nivel que puede mantener tu calidad de vida actual durante el resto del día. Ahora puedes permitirte dejar tu trabajo principal y no preocuparte por nada. Tienes fondos suficientes para viajar, ser creativo o hacer todo lo que has soñado durante mucho tiempo.
Para muchas personas, esta etapa es el objetivo principal. No es posible comprobar si lo has conseguido o no centrándose en una cantidad concreta porque cada persona tiene un estilo de vida diferente y necesidades distintas.
Abundancia
En la última etapa, los ingresos pasivos te proporcionan un montón de ingresos. No sólo tienes fondos suficientes, sino que incluso hay más de lo que tú y tu familia necesitáis. En esta etapa, muchos deciden crear o seguir desarrollando su negocio, empezar a vivir más para su propio placer, dedicarse a la caridad, etc.
Ahora es el momento de pensar en una gestión inteligente, no sólo financiera, sino también patrimonial.
Decida cómo va a controlar las fuentes de ingresos pasivos, cómo distribuir los beneficios de las distintas inversiones, a quién de sus seres queridos irán después. Recuerde que debe manejar el dinero con prudencia para no retroceder unos pasos.